sábado, 30 de marzo de 2013

Sobre Luka Doncic, Eslovenia y el Valencia Basket

La semana que nos deja atrás tiene un nombre propio que ha arrasado en el Campeonato de España infantil. Sí, Luka Doncic, el chico maravilla que consigue unos números que recuerdan más al 2k de turno que a una competición de formación y que ha conseguido llevar a Madrid al título por encima del "canario" Khadim Sow (desde luego, todo queda entre españoles). 24 puntos, 9,2 rebotes, 7,3 faltas recibidas y 33 de valoración de media…ahí es nada.

Resulta que el chaval de 14 años del Real Madrid, que también llevó a su equipo a pasearse en la Minicopa, es esloveno. Gran país de tradición baloncestística, pero carente por lo general de algo que sí tuvieron sus vecinos croatas y serbios hasta que apareció Milenko Tepic: sangre. Bueno, mejor dicho, la sangre y la calidad se reparten mal por algún motivo. Los buenos son endebles y los malos, luchadores. Y es que encontrarse con un jugador de allí que tenga carácter ganador de verdad es como ver a Perasovic contento y, a bote pronto, la lista de medallas conseguidas por la selección eslovena nos da la razón. Quizás esto deba cambiar con el Eurobasket de 2013 y con la erupción futura de Doncic, pero…¿tendrá la suficiente sangre el chaval como para ser algo más que bueno? Paciencia.

Jugadores eslovenos de raza contrastada, decisivos y con metales en la última década solo encuentro dos: Matjaz Smodis y Erazem Lorbek. El primero, retirado del baloncesto, dejó destellos de clase en el CSKA cuando más importaba a pesar de tener un físico pachanguero. En serio, no he visto jugador con unos brazos menos definidos. Lorbek tuvo la oportunidad de irse a la NBA, pero prefirió Barcelona y no ha vuelto a recuperar el nivel de los últimos años (tampoco ayuda estar al lado de Tomic, que le quita espacios vitales), aunque es un jugador con la clase y las agallas necesarias para machacarte en cualquier momento dado (léase cuartos de final de la Copa del Rey 2013).


Sin embargo, Eslovenia representa la colonia más grande per cápita de jugadores NBA que hacen buenos números y pasan desapercibidos: Goran Dragic, Primoz Brezec y compañía. Sí, Dragic es un buen jugador con grandes números en la liga, pero que apenas ha demostrado nada en el baloncesto europeo. Calidad tienen de sobra, el carácter es lo que se pone en duda. Quizás abuse del estereotipo, pero los Nesterovic, Begic, Nachbar, Slokar y compañía han hecho un daño muy grande al baloncesto esloveno. ¡Qué aficionado no hubiera bajado a pegarles un sopapo para que despertaran de una maldita vez!

Quizás tenga algo que ver la falta de competitividad de sus equipos domésticos. La liga Adriática es un coto privado por el que difícilmente se asoma ningún equipo esloveno principalmente por problemas económicos (por ejemplo, el Helios Domzale, una potencia allí, tiene el mismo presupuesto que Valladolid de aquí). Además, parece que para que triunfen en Europa tiene que aparecer el Valencia Basket. No es coña. Los dos últimos equipos que han conseguido ir más allá en aquel país desde que el Olimpija del maestro Zmago Sagadin se colara en la Final Four de Roma 97 (¡¡con el cabra loca de Marko Milic rompiendo un tablero con un mate!!) se cruzaron con el equipo taronja en sus trayectorias. Hagamos memoria:

Posiblemente el mejor "equipo" esloveno de la década (subjetivo a más no poder) fue el KRKA Novo Mesto de la 2002/03. A las órdenes de Neven Spahija, era capaz de destrozarte en 20 minutos de acierto en el diminuto Leona Stuklja, un pabellón encerrona del que pocos equipos consiguieron salir vivos. La dirección un pelín anárquica de Sasa Capin, el tiro exterior del letal Slavsko Duscak y los movimientos interiores del fantástico Jamie Arnold valieron para alcanzar la final de la Copa ULEB ante el Pamesa, que con Tomasevic y Oberto a todo ganas, fue demasiado para un equipo que lo era de verdad y que un año antes de la mano de un tal Jaka Lakovic se había cargado al Real Madrid en Euroliga (el base hizo 38 puntos, 4 triples, 7 asistencias, 4 recuperaciones, 15 faltas recibidas y 55 de valoración en el Saporta).

El Union Olimpija de la temporada 2010/11 es el último en salir a flote. Quizás no tenía ninguna estrella consolidada, pero sí otro pedazo entrenador en Jure Zdovc, posiblemente el mejor esloveno de los últimos 30 años. El debut de Pesic fue en el entonces recién estrenado pabellón Stozice, pero en la vuelta el equipo valenciano ganó con un triple de Savanovic. Los eslovenos no avanzaron más allá del Top16, pero hicieron una primera vuelta de libro con gente repescada del inframundo como como Kenny Gregory o Kevin Pinkney y jugadores que hicieron su agosto como el cuatro tirador Goran Jagodnik (jamás se le vio a ese nivel) o Sasa Osbolt, el peor parado al recibir un pisotón descomunal de Mike Batiste. Ese partido en Ljubljana contra el Panathinaikos sigue estando en la memoria.


Precisamente, el Valencia Basket se despidió de la Eurocup esta misma semana. A la vez, surgen los rumores de que Perasovic les explota mucho y que se lesionan por eso. Venga va. Eso va tan unido a la mentalidad de Perasovic como sus aspavientos. Muchas veces he pensado en qué hubiera sucedido si en vez de cualquier otro entrenador el Valencia Basket hubiese ido a por el propio Jure Zdovc. Balcánico, meticuloso, pero mucho más calmado que los Pesic, Perasovic y compañía. En resumidas cuentas, un esloveno.

Contra eso es lo que tendrá que luchar Luka Doncic para recuperar la palabra Zmago al diccionario esloveno, si no lo hacen sus antecesores en su Eurobasket este mismo año (los anfitriones se la han pegado siempre desde la plata de Turquía en 2001, léase Serbia en 2005, España en 2007 o Lituania en 2011). Pero para eso deberá pasar un tiempo en el que su entorno deberá protegerle de las enormes expectativas y elogios que despierta. La verdad es que Luka tiene el mejor espejo en el que mirarse, un tal Nikola Mirotic. Humilde, bueno y con futuro, lo único en lo que se equivocó fue en privar a Montenegro de un juego interior con él, Dubljevic, Vucevic y Pekovic. Acojonante hubiera sido, ¿eh?

Es posible que el futuro del baloncesto europeo se gire a estos países. Al menos, este verano lo hará a Eslovenia seguro.

PS: ah, y no me quiero olvidar de Miha Zupan. Si la mitad de los jugadores eslovenos le hubieran puesto los mismos cojones que él, serían ahora campeones de Europa.

PS2: Le doy las gracias a Hugo por poder publicar la entrada. Espero estar de vuelta con más sinsentidos.

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